domingo, 25 de marzo de 2018

De mí para mí.

Debería estar durmiendo pero no puedo, estoy segura de que hay alguien cerca mirándome.

¿No lo ves? Está justo en esa esquina, mirando como me muevo de un lado a otro de la cama mientras da lentos pasos hacia mí.

No me dejes sola ahora, por favor. Me da miedo que llegue a hacerme algo.

¿Qué quieres decir con psicosis? ¿De verdad no lo ves? Mide casi un metro ochenta y sonríe cuando ve que lo miro.

No estoy loca, lo juro, no tengo un problema, ¿cómo puedes no verlo?

Ya sé que no es real, no hace falta que me grites. Pero hay algo dentro de mí que me dice a gritos que es real, y que va a acercarse lo suficiente para tocarme.

No te asustes de mí. Por favor no te vayas. Sé que soy rara, y problemática, y soy muy pesada. Pero por favor no te vayas.

Yo también me he cansado de mí misma pero no puedo seguir con esto yo sola. No podré aguantarlo yo sola.

Ya ha dado al menos diez pasos más y empieza a estirar el brazo para acariciarme. Espera ¿estamos en mi cuarto?

No lo sé, de repente he visto una habitación amueblada, pero la he sentido completamente desconocida. No tengo ningún lugar calmado.

Está bien. Vete. Huye. Yo también lo haría si pudiera, no voy a culparte por ello, pero no vuelvas. Nunca. Ni se te ocurra dejar este vacío y querer volver en dos semanas porque no voy a dejarte volver.

Ya sé que te da igual, déjame en guerra, porque aquí paz poca. Adiós.