Hoy agarré mi caja de ansiolíticos y me tomé uno. Esperé pacientemente a que aquella pastilla rosa hiciese algún efecto. Esperé diez minutos, no pasó nada. Esperé veinte minutos, no pasó nada. Esperé una hora, no pasó nada. Empecé a desesperarme, podía sentir como me costaba cada vez más respirar, como mi cuerpo dejaba de funcionar.
Antes de tomarme el segundo me bebí un vaso de zumo de naranja, y esperé a que pasara algo, pero nunca pasó nada. Me tomé otros dos, empecé a sentirme pesada, ya no podía andar con normalidad.
Abrí el cajón donde mi padre guarda el whisky y lo agarré, puse todas las pastillas que me quedaban en un cuenco, y me senté con la botella y las pastillas, a tomarmelas poco a poco. Disfruté de lo que sentía con cada una de ellas. Sentí como empezaba a tener más y más sueño, y me alegré tanto, llevaba todo el día con mucho sueño pero no era capaz de dormir, y por fin lo conseguí.
Acabo de despertarme en el hospital. En una de esas habitaciones, que parece ser el reflejo de todas las demás. Me han despertado y yo sólo quería dormir, sigo queriendo dormir, no quiero que nadie me despierte más.
sábado, 15 de julio de 2017
Sueño.
miércoles, 12 de julio de 2017
Pequeña niña,
de dulce mirada
y sonrísa radiante,
¿qué te pasó?
Estás tan mayor,
tan demacrada.
¿Quién machacó esta roca
hasta reducirla a polvo?
Veo que aún no te has dado cuenta,
vales tanto como todas pequeña,
viniste con un don especial,
volviste vulnerable a todos;
ahora todos te han vuelto vulnerable,
miserable, melancolica.
Pequeño pajaro de alas grandes,
quieres asustar a los ratones,
con una sombra imponente,
pero son los ratones
precisamente,
a lo que más temes.
¿Dejarás que un día lo vean?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)